ERP: ¿Qué etiquetas usar para los productos?

Todo ERP da la posibilidad de dar etiquetas a referencias de materiales, procesos, productos, etc. pero debemos conocer los pro y los contra de identificar éstos con una tecnología u otra. Los Barcode, RFID y QR son tecnologías actuales, cada una aporta sus ventajas, pero a su vez también ofrecen limitaciones, que hacen que no siempre exista una solución única para resolver las etiquetas.

Actualmente existen tres formas habituales de realizar la identificación de los productos desde los ERP (Enterprise Resource Planning): Barcode (o código de barras), RFID (o tags radiofrecuencia) y QR (o etiquetas Quick Response Code). ¿Qué es cada una de ellas?

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Barcode: código basado en líneas verticales de diferente grosor y espaciado que representan una pequeña cadena de texto o numérica. Su uso comercial es desde los años ’60. Con el tiempo han ido dando lugar a varios estándares: EAN13, Code128, Code39, EAN128, etc., siendo usados unos u otros en función de si se pretende identificar productos de venta, en logística, etc. Prácticamente todos los ERP lo soportan.

RFID: Sea una etiqueta, un llavero, una tarjeta, etc, es un dispositivo que emite ondas de radio con sus datos de identificación y que pueden ser recogidas mediante antenas. Los hay activos (requieren alimentación) y pasivos. Aunque los primeros usos son de los años ’20, los altos costes no hicieron viable esta tecnología hasta hoy día. Es perfecto para la identificación cuando no es posible el contacto directo entre etiqueta y lector o las distancias son amplias. Los activos, siendo más caros, admiten multitud de ciclos de reescritura, sin embargo, los pasivos contienen información estática. Los dispositivos de escritura y lectura son caros.

QR: Su uso es muy actual, desde los años ’90. Equivale a un código de barras bidimensional cuya capacidad de almacenar información es muy grande (más de 4000 caracteres alfanuméricos). Su uso es diverso: tarjetas de visita, texto libre, coordenadas geográficas, dirección e-mail o teléfono. Sin embargo, los usos más extendidos son como almacén de información de texto, lo que podríamos denominar un “QR offline o estático”, o como URL, que denominamos “QR online o dinámico”. Con el primero puede almacenarse información estática (no cambiará nunca en cada lectura), sin embargo, con el segundo se puede acceder a una URL personalizada por producto donde mostrar multitud de información relacionada con éste a tiempo real: código, descripción, referencia EAN13, características producto, imágenes, stock disponible, precio PVP, precio oferta, etc. En este segundo caso, la información siempre se obtiene del ERP a tiempo real.

El etiquetado mediante Barcode ha demostrado su efectividad fuera de toda duda, sin embargo está excesivamente limitada por la capacidad de albergar información. A pesar que existe multitud de formatos que han permitido ir ampliando la información y sus usos en diferentes campos, sigue siendo un hándicap comparado con otras tecnologías. Por otra parte, los costes relacionados con los soportes de impresión (etiquetas) y los propios medios de impresión (impresoras), la convierten en la alternativa más barata a día de hoy.

La tecnología RFID, hoy día comienza a equiparse, aunque lentamente, a los precios de las etiquetas, sin embargo, la inversión en los medios de lectura (antenas, paneles, etc), así como la consultoría y el proceso de implantación la sigue haciendo una alternativa cara. Además, al ser una tecnología que pretende la lectura “masiva” y muchas veces no asistida por los usuarios, implica que obtener una fiabilidad 100% en las lecturas, la hace muy difícil de implementar en determinados sectores. Hay que decir también, que ese 100% se hace más difícil en ciertos entornos donde prima los materiales reflectivos (metales) o absorbentes (líquidos). En cualquier caso, su gran ventaja es la inmediatez de las lecturas, así como la omnidireccionalidad y lo masivo de éstas, lo que favorece enormemente tareas como la realización de inventarios.

El QR tiene también sus ventajas e inconvenientes. Un uso muy habitual es la identificación de producto final, ya sea por referencia, por lote o por identificación única e inequívoca, y desde un teléfono inteligente acceder online a toda la información referente a la unidad en cuestión: ofertas, disponibilidad de producto, garantía, fecha fabricación, fecha caducidad, características técnicas, etc. Una vez la etiqueta QR identifica el producto de nuestro cliente, éste podría acceder a información que consideremos le será útil o porqué no, acceder a una plataforma de incidencias donde podría reportar las causas de ésta, fotografías del producto deteriorado, solicitud de reparación, etc.

En resumen, podemos decir que las tres tecnologías son complementarias, pues unas están orientadas más al producto final y de cara hacia el cliente, mientras que otras tienen un mejor uso dentro del propio ciclo de fabricación, almacén y logístico. En ocasiones, los implantadores propugnan una u otra en función de sus conocimientos o intereses, sin embargo, no es de descartar que en la implantación de un ERP se hagan necesarias las tres en función de cual sea la alternativa más viable para cada sección, operación o servicio. Un análisis inadecuado y por tanto una implementación incorrecta de estas tecnologías, conducirán inevitablemente a unos costes “ocultos” y no previstos de la puesta en marcha del ERP.

Esperemos que en un futuro vayamos hacia tecnologías que integren las ventajas de cada una de las mencionadas a unos costes razonables.

Por Sergio Martínez ,
Autor web Mundo.erp y director desarrollo e implantación ERP en Daemon4, S.L.L.

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